El nuevo partido El Polo, avance con pendientes
Por John Mario González
Especial para El Nuevo Siglo
No simpatizo con el Polo. Tampoco soy de izquierda, hacia la cual tengo numerosas reservas de fondo en su concepción teórica, y muchas más todavía hacia el devenir de la izquierda en Colombia y buena parte de sus líderes.Pero si hay una organización política en Colombia más parecida a un partido político moderno, esa es el Polo Democrático Alternativo. Por eso tienen razones para estar satisfechos y optimistas.
No sólo su representación parlamentaria va en aumento y en las elecciones presidenciales obtuvieron la inédita cifra para la izquierda de 2 millones 600 mil votos, sino que de su ascenso es una muestra más los 500 mil votos de sus militantes y simpatizantes en la reciente consulta interna. Votos contantes y sonantes que nada tienen que ver con el embuchado que se inventó la dirección nacional del Partido Conservador para legitimar su decisión de apoyar a Uribe.
Pero aún más, el Polo ha logrado reversar el proceso de desafiliación partidista que ha operado en Colombia desde mediados de la década del sesenta e insuflar orgullo a sus militantes, lo cual contrasta con la actitud vergonzante a que se ve constreñida la militancia en otros partidos.
Es ese clima el que le permitió obtener sustanciales votaciones en la consulta interna en departamentos en los que su arraigo es precario, como Sucre y Córdoba, lo que hace suponer que sus posibilidades de triunfo en las elecciones regionales del próximo año son altas.
Y tiene también líderes en franco ascenso. Hombres como Gustavo Petro obtienen reconocimiento no por contemporizar, no por eclécticos o por intentar parecerse a lo tradicional, sino por ser valientes y vehementes en la denuncia del maridaje entre política y narcoparamilitarismo.
Es Petro ese tipo de líderes que aconsejo no seguir, no por su antecedente subversivo, sino por su pensamiento único, pero es un líder franco y radical como Práxedes Mateo Sagasta en la España decimonónica con quien merece controvertir, como lo hiciera en la misma época un conservador como Don Antonio Cánovas del Castillo.
No obstante, los indiscutibles éxitos y el avance del Polo Democrático Alternativo, sus directivas deben asumirlo con mesura y sentido crítico, pues son también evidentes los múltiples pendientes como partido político. No vaya a sucederle lo que al Partido de la Revolución Democrática en México, que con progresos parciales más vertiginosos, lleva ya casi 20 años intentando hacerse al poder.
Dentro de las cuentas del Polo debiera incluirse que buena parte del crecimiento del partido es producto de la inercia, es el sedimento de las luchas guerrilleras, sindicales y agrarias de los años 70's y 80's, y cuyos activistas siempre han sido potenciales militantes de un izquierda organizada.
Probablemente entonces todo el éxito no responde a la buena gestión de sus dirigentes. Lo mismo sucedió en México o Chile, donde un número importante de exiliados regresó a ocupar puestos de primera línea en el Partido Socialista.El éxito puede ser resultado también de la novedad y de un partido que aún necesita consolidar sus cuadros dirigentes.
Pero uno de los pendientes más notables tiene que ver con su postura respecto de la lucha armada y su contribución a la paz. No es entendible que haya gran beligerancia para denunciar la violencia paramilitar y no haya la misma contundencia para denunciar la violencia guerrillera.
No pocos incluso de sus militantes juegan a la oposición semileal y parecieran seguir combinando todas las formas de lucha. Hacen carrera dentro del Polo y a la vez mantienen relaciones non santas con la subversión.
No tiene presentación que logre consolidarse un partido de izquierda con posibilidades de hacerse al poder y la violencia guerrillera continúe en niveles endémicos.
Otro de los pendientes del Polo es respecto de su plataforma programática. Más allá de la enjundia del Senador Petro contra el paramilitarismo y de ideas sueltas del Senador Jorge Enrique Robledo en temas económicos, la percepción sobre las propuestas del Polo es más bien pobre.La misma postura de oposición puede entenderse como pobre a no ser por los cuestionamientos al gobierno sobre el tema paramilitar.
La falta de propuestas y de innovación incluso en donde ejercen el gobierno, como en el caso de Bogotá o en el Valle, con un hombre muy cercano, resulta curioso. En ese sentido, todavía tiene el Polo el pendiente de marcar la diferencia y mostrar, por lo menos a nivel local, cuál es el valor agregado de los gobiernos de izquierda.
Así pues, el avance y los éxitos del Polo son indiscutibles, como también lo son sus pendientes, ya que no es admisible décadas de luchas sindicales, guerrilleras y agrarias para terminar padeciendo la ley de hierro de la oligarquía, como bien la describiera el sociólogo Robert Michel en el partido socialdemócrata alemán a comienzos del siglo XX.
El PDA necesita de colombia? o colombia necesita del PDA?
ResponderBorrarhttp://www.polodemocratico.net/article.php3?id_article=1808
Me parece un análisis ponderado y espero que el Congreso del partido tenga en cuenta ciertos temas, especialmente el de la vehemencia para censurar a las asesinas FARC.
ResponderBorrarExcelente artículo, para pensar en cambiar... de partido.
ResponderBorrarSaludos desde la Perla del Otún.