Por Jose Manuel Acevedo (jmam@columnist.com)
Publicado originalmente en Vanguardia Liberal
Digámoslo de una vez: Algo muy feo se esconde detrás de la historia de Yidis. No me sorprende que una persona de las calidades morales e intelectuales de la Señora Medina hubiera vendido su voto. Tampoco me aterraría que un Ministro del Interior en Colombia se lo hubiese comprado, en un país en el que, para gobernar – y no sólo para hacerse reelegir – hay que comprar conciencias todos los días.
Los alcaldes, las de los concejales; los gobernadores, las de los diputados y los Presidentes las de los congresistas. Si el pecado estuviera en el cohecho entonces todos nuestros políticos, sin excepción, estarían en la cárcel. ¡Así funciona el sistema, y de esa podredumbre no se salva nadie!
Pero lo feo está en la forma en que se han venido presentando los sucesos, lo que permite anticipar, sin lugar a equivocaciones, que toda esta dictadura de los jueces, secundada alegremente por la oposición y por más de un ‘Judas’ del régimen, hace parte de una sofisticada guerra en contra del Presidente Uribe y de la figura misma de la reelección que nada tiene que ver con las porquerías previamente descritas.
En todos los sistemas políticos modernos la reelección, por una vez, es aceptada y funciona naturalmente sin que nadie acuse al aspirante a reelegirse de ‘dictadorzuelo’, porque simplemente si no le gusta al electorado, no votan por él y ya está.
Pero la opción de aplaudirlo y darle más tiempo a un gobernante cuando ha hecho bien la tarea, debe estar presente, siempre permitida, aunque regulada y rodeada de garantías para el resto de contendores. Todo esto para insistir en que fuimos y somos partidarios del esquema de la reelección.
No se trata de renunciar a una filosofía política que, si es como la de Uribe, ojalá se extendiera por muchos periodos más, pero con una estructura partidista sólida detrás y unos nuevos líderes que nos demuestren que en este país, los buenos gobernantes abundan y hay muchos a quienes hay que dar la oportunidad.
La re-reelección es inconveniente y seguiremos en próximas columnas explicando nuestro parecer. Sirva esta como un preludio para las demás…
Publicado originalmente en Vanguardia Liberal
Digámoslo de una vez: Algo muy feo se esconde detrás de la historia de Yidis. No me sorprende que una persona de las calidades morales e intelectuales de la Señora Medina hubiera vendido su voto. Tampoco me aterraría que un Ministro del Interior en Colombia se lo hubiese comprado, en un país en el que, para gobernar – y no sólo para hacerse reelegir – hay que comprar conciencias todos los días.
Los alcaldes, las de los concejales; los gobernadores, las de los diputados y los Presidentes las de los congresistas. Si el pecado estuviera en el cohecho entonces todos nuestros políticos, sin excepción, estarían en la cárcel. ¡Así funciona el sistema, y de esa podredumbre no se salva nadie!
Pero lo feo está en la forma en que se han venido presentando los sucesos, lo que permite anticipar, sin lugar a equivocaciones, que toda esta dictadura de los jueces, secundada alegremente por la oposición y por más de un ‘Judas’ del régimen, hace parte de una sofisticada guerra en contra del Presidente Uribe y de la figura misma de la reelección que nada tiene que ver con las porquerías previamente descritas.
En todos los sistemas políticos modernos la reelección, por una vez, es aceptada y funciona naturalmente sin que nadie acuse al aspirante a reelegirse de ‘dictadorzuelo’, porque simplemente si no le gusta al electorado, no votan por él y ya está.
Pero la opción de aplaudirlo y darle más tiempo a un gobernante cuando ha hecho bien la tarea, debe estar presente, siempre permitida, aunque regulada y rodeada de garantías para el resto de contendores. Todo esto para insistir en que fuimos y somos partidarios del esquema de la reelección.
Cosa muy distinta es la ‘re-reelección’, hecha a las carreras y a la medida, con la que definitivamente no podemos estar de acuerdo. Ya lo ha dicho Lula en el Brasil, aún teniendo índices de popularidad buenísimos: “no a un tercer mandato, porque la alternancia en el poder es más que necesaria”.
No se trata de renunciar a una filosofía política que, si es como la de Uribe, ojalá se extendiera por muchos periodos más, pero con una estructura partidista sólida detrás y unos nuevos líderes que nos demuestren que en este país, los buenos gobernantes abundan y hay muchos a quienes hay que dar la oportunidad.
La re-reelección es inconveniente y seguiremos en próximas columnas explicando nuestro parecer. Sirva esta como un preludio para las demás…
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