El Transmilenio, que fue modelo en América Latina, está tan saturado que los usuarios lo atacan a pedradas y sus autobuses sufren alta siniestralidad.
El sistema de transporte público de Bogotá, Transmilenio, que fue modelo en América Latina, está tan saturado que los usuarios lo atacan a pedradas y sus autobuses sufren alta siniestralidad, mientras la extensión de sus líneas está en suspenso por corrupción.
"El sistema Transmilenio colapsó", dijo a la AFP el presidente de la Liga de usuarios, Sebastián Galeano. Y es que este servicio de transporte colectivo no ha logrado adaptarse al vertiginoso aumento de pasajeros, que pasó de 381.000 diarios en 2001 a 1.729.000 en 2011 (un incremento de 352%).
Sólo en septiembre, el que fue un moderno sistema basado en troncales reservadas a 1.290 autobuses en esta ciudad de 7 millones de habitantes, ganador de un premio de la Organización Panamericana de la Salud en 2010, sufrió tres protestas de usuarios y un accidente que dejó 86 personas heridas.
"La situación es absurda. Es casi imposible entrar en los autobuses", denunció Kelly Sánchez, una pasajera de 19 años. "Cuando hay sobrecupo, no hay respeto", añadió al mostrar una estación desbordada de gente.
Según datos de la compañía, los accidentes pasaron de 195 en 2010 a 211 en los primeros ocho meses de 2011.
"Cuando hay demasiada gente, el sobrepeso reduce nuestra capacidad de frenado", explicó el ex conductor José García, que también se quejó del "pésimo estado de las vías".
El exceso de pasajeros ha llegado a tal punto que el Consejo de Estado ordenó la instalación de un sistema de seguridad en las estaciones que incluya más policías y sensores en los portales de acceso.
"Tenemos un problema de atención a la demanda, pero esperamos que se alivie con la construcción de dos troncales y la incorporación de 360 autobuses adicionales", dijo a la AFP el subgerente del Transmilenio, Fernando Rojas.
"Cuando hay demasiada gente, el sobrepeso reduce nuestra capacidad de frenado", explicó el ex conductor José García, que también se quejó del "pésimo estado de las vías".
Esas obras, parte de la tercera de ocho fases de construcción del sistema, tienen varios años de retraso.
"El problema del Transmilenio es de obras civiles. El proyecto era no sólo para invertir en los carriles exclusivos, sino también en el mejoramiento urbano", explicó el ex alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa (1998-2001), quien lanzó el Transmilenio en diciembre de 2000.
Pero la mala coordinación de las obras y las irregularidades en la concesión de los contratos retrasaron el plan, según Peñalosa, quien aspira de nuevo a la alcaldía de Bogotá en las elecciones del próximo 30 de octubre.
Por las irregularidades en la contratación de las obras de Transmilenio fue suspendido de su cargo en mayo el alcalde de Bogotá, el izquierdista Samuel Moreno, y el pasado 23 de septiembre quedó bajo detención preventiva, acusado de prevaricato, concusión y peculado.
Sin embargo, la crisis del Transmilenio no es un caso aislado en la región, según Mauricio Cuéllar, especialista de la unidad de transporte del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
"El Metrobús de México también está lleno y tiene sus debilidades. Funciona con un solo carril por corredor y los autobuses avanzan uno tras otro, lo que reduce las frecuencias y empeora el hacinamiento. Pero en México no hay problema en la contratación de las obras", explicó.
Aunque aseguró que el Transmilenio sigue siendo "una referencia mundial", su imagen se ha deteriorado. "El sistema es víctima de un problema estructural serio que impide contrataciones transparentes", dijo.
Según Cuéllar, actualmente "el sistema de transporte modelo en América Latina es el TranSantiago", el sistema integrado de buses y metro de la capital chilena en funcionamiento desde 2007.
A diferencia de Santiago y varias de las demás capitales de América Latina, Bogotá no cuenta con un sistema de metro subterráneo, que apenas se encuentra en fase de estudio.
Las autoridades esperan tener el primer tramo de un metro en Bogotá apenas para 2018.