sábado, abril 01, 2006

Sobre las Políticas Económicas y su "neutralidad".



Lo primero que debemos decir sobre las Políticas Económicas, es que estas en la más ortodoxa teoría, deben responder a las necesidades y a las problemáticas de la población (entendida para el ámbito de acción de las políticas públicas en el sentido foucaultiano). En este sentido, los hacedores de políticas económicas funcionarían sistémicamente como los interpretes de las necesidades del sujeto (individuo funcionando no como simple individuo, sino como participe de una dinámica social y construido socialmente). Necesidades que deben ser evaluadas neutral, objetivamente y en aras de bien común (conceptualizaciones vagas y problemáticas con las que el mismo profesor Eduardo Wiesner y todo estudioso de las ciencias sociales se ha topado en sus trabajos).

Empecemos:

La neutralidad no existe. Las políticas económicas no son neutrales, no porque sean “malas” (para parodiar los juicios de valor típicos de la religión y otros demonios de la academia) sino porque son hechas por hombres. Estos hombres, los “hacedores de Políticas Públicas”, en este caso Políticas Económicas, están atravesados por unos intereses, por una formación académica particular, unas inquietudes propias de las coyunturas y las dinámicas que viven. Un sesgo que responde a lo que creen (una cuestión de fé, me perdonará Kolakowski). La neutralidad así como la objetividad en este campo, se guarda en el cuarto de San Alejo para cuando sea necesario utilizarla como discurso (así como la mano invisible o el subastador Walrasiano).